El olinguito (Bassaricyon neblina), un curioso mamífero carnívoro que parece un cruce entre un gato y un oso de peluche. Vive escondido entre los árboles, en los bosques llenos de bruma de las montañas de los Andes en Colombia y Ecuador. Es familia de los mapaches, pesa unos dos kilos, y es el primer mamífero carnívoro descubierto en el hemisferio occidental en 35 años. Se encuentra amenazado, por la fragilidad de su hábitat, convertido en buena parte en suelos agrícolas o urbanos.
A pesar de sus 12 metros de altura, el drago de Kaweesak (Dracaena kaweesakii) ha pasado desapercibido para la ciencia hasta el pasado año. Se encuentra en las montañas de piedra caliza de Tailandia y en las cercanías de Birmania. Tan solo quedan unos 2.500 ejemplares y se encuentra en peligro.
La anémona de mar Edwardsiella andrillae vive bajo un glaciar en la Antártida, y fue descubierta en ese mismo lugar. Para sorpresa de los científicos, aparecieron unas pequeñas criaturas de 2,5 cm de largo con el cuerpo amarillo pálido enterrado bajo la plataforma helada y sus dos docenas de tentáculos colgados en el agua glacial.
El camarón Liropus minusculus tiene una extraña apariencia translúcida que le hace parecer una estructura ósea. Es realmente diminuto: el macho apenas mide unos 3,3 mm y la hembra aún menos, se queda en 2,1 mm. Recogido en la isla de Santa Catalina, California (EE.UU.), este crustáceo está lejanamente emparentado con el que a muchos les gusta degustar en un plato y es el más pequeño de su género.
Este nuevo hongo se llama Penicillium vanoranjei y se distingue por su brillante color naranja. Su nombre es un homenaje a la familia real holandesa, específicamente al príncipe de Orange. Hallada en Túnez, esta especie produce una matriz extra-celular similar a una lámina que puede funcionar como protección contra la sequía.
Este nuevo gecko (Eximius Saltuarius) hallado en las selvas aisladas del este de Australia, es un experto en camuflaje que utiliza su amplia cola para volverse aún más invisible. Con miembros más largos, cuerpo más delgado y ojos más grandes que otros miembros de su familia de lagartos, su coloración moteada le permite mezclarse con el entorno.
Fue descubierto por científicos a unas 30 millas de la costa de Murcia. Se trata de un protozoo, (Spiculosiphon oceana) un organismo unicelular gigante, de unos 4 o 5 cm de altura, con grandes habilidades constructoras y de imitación. Como si de bloques de Lego se tratara, recoge espículas (piezas esqueléticas de esponjas muertas) del fondo marino para construir su propia concha, uniéndolas unas a otras con una especie de pegamento proteínico. De esta forma, se hace pasar por una esponja carnívora de verdad.
Un raro microbio (Tersicoccus phoenicis), nunca antes visto, que sobrevive sin apenas alimento, ha sido descubierto en uno de los lugares más limpios de la Tierra: dos salas blancas, una de la NASA en Florida y otra de la Agencia Espacial Europea (ESA) en la Guayana francesa, separadas entre sí por 4.000 kilómetros. Es en estas salas esterilizadas (aisladas del exterior), donde se montan las naves espaciales, se limpia constantemente y a conciencia para evitar contaminar de forma involuntaria otros planetas con bacterias terrestres. Pero algunos microorganismos pueden resistir las condiciones más extremas.
Esta avispa parasitoide, nombrada como Tinkerbella nana por el nombre (en inglés) del hada de Peter Pan, parece realmente sacada de un cuento infantil. Apenas mide 250 micrómetros, lo que la convierte en uno de los insectos más pequeños, y de sus alas salen unos delicados y bellos flecos. La nueva especie fue recogida en Costa Rica. Los científicos creen que apenas vive unos pocos días y que ataca los huevos de otros insectos.
Vive en completa oscuridad a más de 900 metros bajo la superficie de las cuevas al oeste de Croacia. Carece de ojos, ya que no le son útiles en la oscuridad total, y su piel no tiene pigmentación, lo que le otorga un aspecto fantasmal. El Zospeum tholussum, de tan solo 2 mm de largo, se mueve solo unos pocos milímetros o centímetros a la semana. Los investigadores sospechan que para desplazarse aprovecha las corrientes de agua o hace "autostop" en otros animales de la cueva, como murciélagos o grillos, para viajar a distancias más largas.
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